Al final ya no hay mucho que decir, al final solo respiramos.
Una mirada bastaba y ni eso nos dimos. Al final solo fue el final, el final para ti sin mi, el final que quisiste y que era más que suficiente. Mi final es diferente, es faltante, inexpresivo, absoluto y solo, ante mis ojos el final es una discordia como entre el bien y el mal, es aquello que necesito y que no he encontrado pero solo porque no quiero verlo. Después me encuentro de cara ante el pasado y comprendo de maneras diferentes todo:
"La vida aún es un sin sabor de ilusiones sombrías que viven en cada madrugada, un quehacer de deberes insatisfechos y oscuridad profunda inundando sueños sin cumplir. La vida es esto que no me ánimo a vivir, eso escondido y sin fuerza que me mantiene en stand by sin proceder al triunfo o éxito que deseo labrar en la vida, lanzando al agujero que no debo tras decisiones que no puedo tomar, dejando ir sueños en mentiras incontrolables por miedo a seguir fracasando".
Verás, el fracaso inminente en lo que respecta a un "nosotros" deja el precedente del final del que te quiero hablar. No es tan necesario, el tiempo es circunstancial y yo no tengo nada para brindar en el presente. El final desesperante me ha arrebatado los sentimientos al ser consciente de el, es apaciguar el alma y dejar que fluya en el saliente cortante que no puede tocarme.
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