Las luces se apagan, se apaga mi alma, he perdido mi norte, he perdido hasta el sur... el sendero nocturno se extiende en la vida diurna que no se asemeja a eso que la gente llama felicidad, una utopía aun sin definir, un sendero aun sin recorrer, un sendero que se hace espinoso y enmarañado, un sendero sin definición por el que divago a diario, perdiendo pensamientos y fuerzas, perdiendo la vida sin suspiros en destellos fugaces de inmensa soledad, perdiendo el sentido común que viene incluido en este paquete.

Vamos rodando y sin contar cabezas nos desaseemos de personas que toman un rumbo distinto, y seguimos solos, en busca de tristezas perdidas y felicidades fantasiosas. Vamos husmeando e intentando descifrar cosas que no valen la pena, que falta nos hace ese sentido común que aun nos mantenía en sintonia con un mundo de ilusiones y sueños, con ese mundo que valía la pena para no sucumbir en la nostalgia. Que falta nos hace ese amor a lo desconocido y lo inevitable, ese amor que apasiona y desenfrena el alma, el amor que te ciega y te hace sonreír, el amor infinito, el amor que se sueña con vivir a diario y que haga explotar tu cabeza, ese amor imposible de concebir en un mundo tan racional como para que se entiendan en mis palabras la única forma que tengo de amar... esta forma única que no concibo explicar nunca y que el mundo aun no entiende, mi forma de amar va mas allá del horizonte y el firmamento es solo la primera estación, la única forma de amar que he podido mantener y que no quiero dejar, mi forma de amar es la que me hace creer en lo imposible y volar sobre el mar...